La tradición oral de los cuentos en el norte de Marruecos, una tradición milenaria, comienza a perderse con la llegada de la tecnología, la globalización, la televisión y el progreso. Ya apenas son un puñado de mujeres las que ejercen la función de cuenta-cuentos. Pero antes de que desaparezcan del todo, una pareja de escritores y traductores residente en Granada, Zoubida Boughaba Maleem y Gabriel García-Noblejas, decidió desplazarse hasta Marruecos y recopilar todos los relatos posibles. El resultado es el libro Cuentos populares del Rif (contados por mujeres cuentacuentos), de Miraguano Ediciones.
"Teníamos que pasar una temporada en Alhucemas y a Gabriel se le ocurrió la idea de recopilar las narraciones", explica Zoubida Boughaba. "Yo me encargué de buscar a mujeres cuentacuentos, de convencerlas para que colaborasen y después, traducirlos al castellano".
Boughaba estuvo durante tres meses trabajando en el proyecto. Finalmente, consiguió recopilar las narraciones de seis mujeres diferentes y de diferentes edades. La más joven tiene unos 20 años y la mayor, "ni se sabe", explica la escritora. "Eran, sobre todo, muy reacias a que se les pusiese una grabadora delante pero, una vez que tomaban confianza, no había ningún problema con ellas".
Dialecto de la zona
Una de las curiosidades del libro es que está escrito en castellano cuando los cuentos originales eran narrados en tarifit, el dialecto propio de la zona del Rif marroquí, sin la más mínima relación con el árabe. "El lenguaje común de los bereberes es el tamazigh", explica Boughaba. "Pero en esa zona específica de Marruecos, en Alhucemas, lo que se habla es el tarifit".
La temática de los cuentos, según explica la autora del libro, es de lo más variada, aunque los asuntos recurrentes son la familia, los hermanos o los celos. "No son cuentos con moraleja", señala Boughaba. "Y algunos de ellos son muy surrealistas".
Esos cuentos se denominan tanfust (en plural, tinfas) y siempre comienzan con una fórmula igual: "Esto era...". Siempre, además, sea el que sea el asunto que se haya narrado, terminan todos con una curiosa frase: "...y después de andar por aquí y por allí, me puse el zapato y se me rompió", una fórmula similar a la castellana de "...y colorín, colorado, este cuento se ha acabado".
"Es una lástima que la tradición esté desapareciendo y cada vez queden menos cuentacuentos en el Rif", se queja Zoubida Boughaba. "La gente también está perdiendo la costumbre de sentarse a escuchar narraciones y cuentos como se hacía antes".
Nota de El País
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