HOLA

martes, 15 de octubre de 2013

PROSPECCIONES PETROLÍFERAS EN CANARIAS. ALGUNAS CONSIDERACIONES DESDE LA ÓPTICA DE LA REVOLUCIÓN




La defensa del territorio, de lo que podría suponer su devastación por las prospecciones petrolíferas en los fondos marinos cercanos a las costas de las islas canarias de Lanzarote y Fuerteventura, es una justa lucha.

Estas operaciones extractoras de crudo, de producirse, cosa que parece más que probable -actualmente se encuentran en fase de sondeos- en aguas profundas y cercanas a la costa insular es un factor potencialmente gravoso a sumar  a  los  que  ya inciden dramáticamente en la crisis medioambiental que sufre las islas, un riesgo cierto de destrucción del ámbito natural, tal como viene siendo denunciado por distintos “agentes sociales” del archipiélago -Federación Internacional Turoperadores; partidos políticos en el gobierno de la autonomía canaria, CC/PSOE[i]; Cofradías de pescadores, Fundación Cesar Manrique... y movimientos ecologistas de diversas siglas- valedores de más o menos corporativos intereses o sentires, entre los que resulta, como poco, paradójico el que expresan las organizaciones medioambientalistas en defensa de la  “industria turística”, subsector económico enormemente derrochador de energía y recursos naturales, degradante no sólo del medio físico que coloniza sino también, drásticamente, de la esencia concreta humana del personal empleado (y explotado) en laborar a su servicio. 

Dicho lo anterior, deviene ineludible no perder de vista que éste como los otros factores que alientan la crisis medioambiental -sequía, desertización, desforestación, aumento de plagas, reducción de la biodiversidad, prácticas nocivas agrícolas y ganaderas...-, se dan en un contexto sometido a crisis de mayor entidad y transcendencia: las que sufren la libertad –de conciencia, política y civil-, la esencia concreta humana y la civilización occidental[ii]. Su aniquilación en el caso de la libertad, la destrucción programada del sujeto y la hecatombe civilizacional, configuran en los tiempos que corren una crisis de magnitud mastodóntica. 

Sin ponerle coto, de nada serviría -si ello fuera posible-, que no lo es dentro de la lógica de sometimiento y explotación en la que se desenvuelve el Estado/Capital,  preservar indemne el medio natural; algo que le resulta imposible de entender, por lo general, al ya vetusto, residual e institucionalizado movimiento ecologista que, rehén del  método que lo basa todo en la especialización, no concibe otra realidad que la del medio natural; la parte espiritual del humano la obvia en aras de lo meramente somático, siendo en la práctica fuerzas defensoras de lo existente.

Un trabajo, que está concebido bajo esa  orientación, si bien quepa reconocerle el mérito de aportar una descripción detallada de los daños potenciales, e incluir algunos datos respecto de la riqueza natural de los fondos menos conocidos, es “El debate de las prospecciones petrolíferas de REPSOL en Canarias” del miembro del Colectivo Turcón-Ecologistas en Acción, Gilberto M. Martel Rodríguez,[iii]. Un exponente de la visión cortoplacista, la del técnico especialista, adornada con un discurso que reclama mayor profundidad y complejidad. Su declaración de intenciones consiste en  reclamar que se le asigne al problema una “dimensión democrática”, entendida como el derecho del pueblo a exponer su opinión, frente al objetivo de “intentar reducir el debate a una  cuestión técnica o de luchas de poder entre administraciones y partidos”

A la postre, para el ecologista, la falta de sensibilidad con respecto al sentir popular, expresión de lo que entiende por déficit democrático, y la vinculación del ministro con los intereses privados de Repsol -lo “demuestra” diseccionando la composición accionarial de la cía. Petrolera- le lleva a concluir que “no se justifica la defensa de que Repsol es una “multinacional española” y que su defensa supone la defensa de España”. 

Ciertamente no son los intereses de “España” de los que es vocero el Sr. Soria. No: los intereses estratégicos que abandera son los del Estado español; los de una corporación de poder, la más poderosa militar, política, y económicamente, pues no en vano se apropió del 44% del PIB el pasado año 2012 y que para 2014 tiene planeado aumentar su expolio al 47,4%, que es quien verdaderamente gobierna la vida social. El petulante Ministro de industria, una figura de segundo orden, no es más que el portavoz encargado de transmitir las decisiones tomadas en las altas esferas de aquél por los que realmente deciden: los altos mandos del ejército, de la policía y la justicia, la banca estatal y cuerpos de altos funcionarios de los Ministerios y demás organismos asimilados. Omitiendo esta realidad el ingeniero Gilberto M. se posiciona del lado del Estado español, practica ecologismo de Estado.Diserta velando la lógica del maridaje entre estas compañías transnacionales y los Estados que las supervisan, apoyan y proyectan. El de la petrolera es uno más de los casos de estructura empresarial, antaño monopolio, con la que el Estado hizo en su día, con su privatización, y hace hoy, con los tributos que le asigna, nutrida caja. Una realidad que echa por tierra el mito recurrente del debilitamiento del Estado por causa de la privatización de sus empresas[iv]

Para conocer la verdadera idiosincrasia de emporios como el de Repsol, resulta de recomendable lectura el  trabajo “Las falacias de la globalización”, donde Esteban Vidal[v] demuestra a las claras el papel de las transnacionales como puntas de lanza de los Estados en sus luchas sempiternas por la hegemonía, al tiempo que desenmascara las veleidades de la izquierda “anticapitalista” sobre los supuestos efectos –el supra-control de este tipo de macroempresa transnacional y el de la banca  en el marco del pertinaz alegato sobre la extinción de los Estados...- de la “globalización”. 

Volviendo sobre el asunto de las anunciadas prospecciones cercanas a las costas de Lanzarote y Fuerteventura, cabrían entenderse, si damos crédito a las voces de quienes advierten sobre la pertinencia de la formulación del geofísico M. King Hubbert de la “teoría del pico del petróleo” o del “cenit del petróleo”[vi], como una de las alternativa pensada desde la elites del poder para amortiguar los efectos de aquél. Si cabe pues, desde tal perspectiva, pensar que operaciones de este tipo, costosas y arriesgadas, se enmarquen en la actuación “desesperada” por parte del Estado español para fortalecer sus estructuras frente a las de sus competidores. Téngase en cuenta, además, que el artefacto estatal es con mucho el mayor consumidor de energías fósiles.

Y si “según los expertos, los pozos canarios podrían cubrir el 10% de la demanda nacional de hidrocarburos ya que, las estimaciones de Repsol barajan la extracción de 100.000 barriles de crudo diarios”[vii] la determinación, de confirmarse estos datos, parece clara. E insistimos, sea cual fuere el rendimiento en crudo que se obtuviese, el beneficiado, militar, política  y económicamente, será el Estado español y, en su cuota de beneficios empresariales, su instrumento la cía. Repsol. Tal es el vínculo que en la organización social “española” sostienen ambas entidades.[viii]
 
Parece oportuno introducir aquí unas breves matizaciones, apoyándonos en la obra de Félix Rodrigo, que arrojen algo de luz sobre la incidencia que, sobre la economía y la posibilidad de un colapso del sistema capitalista, implicaría la disminución del flujo energético y el aumento de la carestía de su extracción. 

Primeramente, no compartimos la apreciación que atribuye un valor determinante a ese factor, en el devenir y progresión de la crisis económica actual; nos parecen más convincentes los argumento expuestos por Félix en el texto ya glosado “Crisis y utopía en el siglo XXI”, de los que reproducimos el siguiente fragmento como expresión condensada: “Lo poco que se filtra y pasa la censura indica que, ante todo, la crisis proviene de la hiper-extensión del Estado, como se observa particularmente en EEUU. Tal crecimiento patológico busca robustecer a cada ente estatal en contra de sus rivales, los otros Estados, y reforzar el control sobre la masa popular, lo que ha disparado los costes de dominación, noción que, desde luego, no es fácil de hallar en los manuales de economía. ...” y añade a esta causa originaria  las de la grave crisis financiera en USA; UE y Japón y la de sobreproducción, además de la incidencia, como causa o como efecto, de la caída de la tasa de ganancias.  Por tanto, al hecho de que la producción de petróleo haya llegado a un punto en el que empieza a decaer, pensamos que sólo cabría concederle una función de factor coadyuvante de la crisis.  

Por extensión, tampoco nos adscribimos a la extendida prédica apocalíptica del fin del mundo existente, debido al agotamiento de las energías fósiles, pues también hacemos nuestra la siguiente aseveración de Rodrigo: “No sólo (porque) la cosa no es tan simple y elemental, ni los datos tan rotundos y sin matices como los que aquéllos manejan, sino porque lo sustantivo del poder actual no está en el petróleo barato ni en la estabilidad climática, sino en el dominio casi absoluto de las conciencias logrado por los aparatos  de poder, así como en la degradación del sujeto medio, por aquéllos igualmente inducido.[ix]
 
Intentemos aportar, también, alguna amplitud de criterio en otra cuestión recurrente de la izquierda “anticapitalista” y el ecologismo, la del manido asunto de la exaltación de las energías renovables sin aportar siquiera un mínimo de objetividad sobre el particular. Se nos presentan éstas -eólica, geotérmica, hidroeléctrica, maremotriz, solar, undimotriz, biomasa, biocombustibles...- como la gran panacea, todo bondades y ventajas. Lo que está lejos de la verdad como deja patente la aportación sobre el tema de M. Amorós[x]
Entresacamos de su trabajo  algún retazo jugoso como, por ejemplo, el de que según el Foro Nuclear, estructura donde se coordinan las empresas del sector de la energía atómica españolas, las fuentes de energía renovables “son un complemento inconfesable de la verdadera producción alternativa, la nuclear, destinada a representar el 30% de la energía producida en 2030 en la península, ...”  o el de que “Cuatro multinacionales controlan el sector en el ámbito estatal, a saber, Acciona, Iberdrola-ACS, Gamesa y Abengoa, que junto con Endesa, Unión Fenosa, Isolux, Corporación Eólica SA, Fersa e Hidrocantábrico, poseen casi todos los impropiamente llamados “parques” de aerogeneradores, que, siguiendo el modelo centralizador clásico, vierten su producción a la red eléctrica monopolista. ...”
Más datos sobre el asunto de las renovables que se omiten en la propaganda a su favor: el Estado español les aportó en el periodo 2004-2008 la sustanciosa cantidad de 28.600.000 de euros en subvenciones, convirtiendo al ente estatal en ecologista de facto. 

En definitiva, aquéllas, por lo demás en el caso de la eólica afeadora del paisaje y esquilmadora de la fauna avícola, tienen un evidente valor estratégico para los intereses estatales y también, como no podía ser menos, para  los de  la empresa multinacional que a través, por ejemplo, de las fundaciones, es el caso de la José Manuel Entrecanales para la Cultura y la Sostenibilidad fue constituida, en 2009, con la aportación de ocho millones de euros por parte de Endesa y Acciona para participan en la carrera del control de dichas energías, no van más allá de representar una industria con vocación desarrollista adaptado al “modelo verde”, al del capitalismo “sostenible”.
Cabe bregar por lo todavía existente, por lo que pervive del medio natural, víctima de múltiples agresiones, tal que: sequía, desertización, deforestación, aumento de plagas, reducción de la biodiversidad, prácticas nocivas agrícolas y ganaderas,  prospecciones petrolíferas -en fondos marinos profundos en el caso –..., e incluso potenciar actividades que contribuyan a su mejoramiento, pero debe hacerse desmarcándonos del miope reformismo cortoplacista del eco-estatismo que “exige” al Estado que aplique una u otra de las abundantes leyes medioambientales en vigor, dicte nuevas o establezca moratorias, implemente energías supuestamente renovables .... Es decir legicentrismo y reformismo, algo esto último que además en la práctica se ha mostrado ineficiente, salvo en aspectos secundarios, a lo largo de la historia del movimiento y aún más vano en las actuales circunstancias de descomposición múltiple de Occidente. 

Con visión estratégica, con planes y proyectos orientados hacia la Revolución Integral, esto es, sin olvidar la meta de una sociedad con libertad de conciencia, política y civil, gobernada por asambleas democráticas, sin Estado ni capitalismo. Sólo a partir de ella podría ponerse freno a la degradación e iniciarse la ardua tarea de recuperación medioambiental, en la que se tendrán que implicar, con voluntad esforzada y altruista, muchas generaciones presentes y futuras.


[i] Éstos, en un claro ejercicio de populismo y demagogia buscando resarcirse del descrédito en que están inmersos, debido a su gestión cicatera y corrupta, que adornan su trayectoria en las islas y, además, en el caso de  los nacionalistas, aplaudidas en 2003, véase denuncia  de Ecologistas en acción de Canarias de 31 de enero del 2003, donde se señalan los grupos y movimientos opositores al proyecto publicado en Rebelión.
 [ii]  Crisis y utopía en el siglo XXI, de Félix Rodrigo Mora.
[iv] El mito del debilitamiento del Estado a partir de la política “neoliberal” de privatización de sus empresas lo  desmonta de manera concisa D. Algarra en su entrada del blog UPAYA “ ¿La privatización debilita al Estado?
[v] Las falacias de la globalización. Artículo publicado en la revista digital “Portal libertario OACA”, el 4 de junio de 2013.
[viii] Informe citado en el artículo de la versión digital de El País: “El gobierno autoriza a Repsol las prospecciones petrolíferas en Canarias, de 16 de marzo de 201.
[ix] Otro ejemplo sangrante de la primacía de los intereses estratégicos del binomio Estado/Capital frente a cualquier otra consideración medioambientalista es la que protagoniza en  Ecuador, país cuyo gobierno lo preside el  populista Rafael Correa,  la  empresa estatal petrolera Petrex que acomete su actividad petrolera en una zona de inmenso valor no sólo  medioambiental -el Parque Nacional Yasuní de morfología fundamentalmente selvática, que fue designado por la Unesco en 1989 como una reserva de la biosfera- sino que, además, es parte del territorio donde se asienta el pueblo waorani, dos de cuyas facciones, los tagaeri y taromenane, viven en aislamiento voluntario. Para ampliar conocimientos sobre esta realidad véase “Los taladros petroleros ya están en el Yasuní” del digital Plan V investigación.
[x] Un trabajo que demuestra, en el caso de la ensalzada y tenida por paradigmática por el eco-estatismo energía eólica, con contundentes argumentos su rol complementario con las fósiles y su carácter agresivo con el medio es  “CAPITAL VIENTO ¿por qué las centrales eólicas?” de M. Amorós.